miércoles, 26 de septiembre de 2012

Relato [I] La chica de la galería

.
La chica de la galería
.
Imagen de Juan Marzocca.
Reproducida con permiso del autor.
.
Todos los días cumplía puntualmente con su cita.

El "32" le dejaba en la Plaza de Benavente. De allí bajaba andando hasta el pequeño apartamento donde vivía alquilado, en una callejuela  bordeando la Gran Vía.

Picaba más que comía una ensalada "todo en uno", a saber, lechuga más todo lo que fuese atropando por la cocina. Desde tacos de queso y pechuga de pavo hasta tofu y algas, pasando por frutos secos, frutas deshidratadas, fruta fresca... Sería por frutas...

Reposar la comida con una siesta de entre cuarto de hora y veinte minutos, no más.

Tras el descanso, diez minutos de tiempo perdido, como lo llamaba él. En realidad era una forma de volver al mundo y dejar que el cuerpo fuese adquiriendo consistencia y realidad tras las nebulosas del sueño.

Desvertirse de persona para vestirse de "romano". O más bien, de "técnico". Pantalón 'técnico', camiseta 'técnica', calcetines 'técnicos'...  Sería por técnica...

Pequeño calentamiento, intentando movilizar todas las articulaciones. Aunque acababa siendo una versión muy particular de Tai-Chi, dado que el viejo suelo de madera crujía con el lamento de la edad en cuanto se le pisaba un poco fuerte.

Nueve respiraciones profundas (su número favorito, cuadrado de un primo, como siempre le gustaba recordar; sería por Matemáticas) y salía a la calle.

El primer tramo era de tanteo. Se deslizaba por las callejuelas de la trastienda de la ciudad, cuyo paisaje y paisanaje le deprimía de forma intensa, pero constituía la única forma de avanzar. Las dos primeras y primerizas intentonas de trotar por la Gran Vía le disuadieron de dejarlo única y exclusivamente para los domingos, y ni aun así. Parecía que fuere ayer, mas habían transcurrido ya tres años desde que abandonó su Santander natal y se vino a trabajar a la capital.

Alcanzada la diosa Cibeles, tocaba la subida hasta la Puerta de Alcalá. Cuesta ingrata, con el cuerpo todavía al ralentí. Mas el tramo al cual estaba ansiando llegar.

Hacia la mitad de la calle se encontraba una galería de arte, la Galería. Y allí, la Diosa. Su Diosa. Su musa, su amor secreto.

Parábase junto a un árbol, agachábase haciendo como que se ataba la zapatilla, giraba la cabeza y allí estaba.

Su pelo anaranjado, su piel lechosa, sus pecas salpicando su delicada piel. Todo en ella era belleza, una belleza que dolía por su pureza, que pedía a gritos descolgar todos los cuadros de la galería y dejarla a ella iluminar las paredes.

Ella nunca le sorprendió. Nunca se cruzaron sus miradas. Se le veía absorta frente al monitor, tecleando quién sabe qué.

Él, señor de los tiempos y los ritmos, perdía la noción en aquel intervalo. En mitad de la calle Alcalá. No había gente, no había tráfico, ni ruido ni el mundo existía más allá de aquellos ojos azules... Lo mismo podían transcurrir veinte segundos que diez minutos. Aquel momento valía por toda una eternidad.

Más de una vez fantaseaba con entrar en la galería e intentar entablar conversación. Nunca lo hizo. Bien sabía que los sueños, sueños son. Y cada uno es dueño de sus sueños, sus matices y sus glorias, obviando las miserias de la vida real.

Un veintitrés de marzo, ocurrió. Ya estaba trasteando con los cordones de la zapatilla izquierda cuando al girar la cabeza no la vio. Peor aún, otra chica estaba en SU silla, SU sitio. El subconsciente estaba trabajando: morena, mediana estatura, cara agradable más que guapa, buenos pechos y zapatos de medio tacón.

Pero su mente pensante estaba siendo traicionada por su corazón. Notó una desagradable sensación, unos escalofríos similares a cuando estás incubando una gripe, y de las gordas. Las manos le temblaron involuntariamente para quedarse a renglón seguido paralizadas. Como todo él, convertido en inesperada estatua de sal al mirar la escena equivocada.

Cuando por fin puedo reaccionar, se levantó muy despacio, dio media vuelta y volvió andando a su casa. Se le hizo más eterno que cualquiera de los seis maratones que había corrido hasta la fecha.
.
Muchas gracias a Juanma por permitirme reproducir su dibujo. 
Imagen original extraída de http://www.taringa.net/posts/arte/15350720/Rozando-la-Realidad--_-Speedpainting---Juanma_nqn08.html
Desde ahí se puede acceder al resto de sus obras, todas talentosas, así como en su cuenta de FB.
.

No hay comentarios: