viernes, 25 de abril de 2008

MaPoMa, la Charleta in(F)útil [III]




Y tres. Final de la Serie. No porque no pudiera continuar, que detalles, opiniones, aspectos y curiosidades acerca del Maratón seguro que me dejo olvidados unas cuantas docenas, pero es que no queda Tiempo.

Dos últimos Apuntes.

[1] El Agua Fría.

Sí, a poco que me conozcáis en persona (lo siento, pero la Vida tiene estas cosas) y/o hayáis leído alguna que otra entrada, ya sabéis que no soporto el Calor. Peor aún llevo la Humedad, pero en Madriz eso no suele ser problema.

Agua Fría, Agua Fresca. El día anterior me meto en la bañera, abro el grifo con la marca Azul, me siento y empiezo a rociarme las extremidades inferiores. Luego permanezco con el agua cubriéndome las piernas (léase pies + piernas + muslos para los quisquillosos) unos minutos, entre cinco y diez.

La misma operación la repito tras el Maratón.

La ducha del día previo (o días previos o semanas o meses o años, porque siempre acabo la ducha con agua fría) sirve para capilarizar la musculatura.

La ducha post-Maratón, para calmar el dolor (si lo hubiere) y acelerar la recuperación.

Mano de santo. Palabrita del Niño Jesús. Y si no me creéis, mencionaré así como de pasada que Paula Radclife es una seguidora ferviente del Método, y a lo bestia (creo recordar que un cuarto de hora y con cubitos de Hielo).

Pero para que no penséis que soy un intransigente, también mencionaré que hay corredores que efectúan la operación con agua templada y les va de maravilla.

Yo prefiero el agua cuanto más fría, mejor, pero cada cual que busque su varita mágica.

Y también mencionaré y reconoceré que en épocas invernales (maratón Espadán, en Diciembre, por poner un ejemplo) efectúo una Combi: efectúo la operación con agua fría, luego me rocío con agua templada o caliente para que vuelvan a la vida y acabo repitiendo la jugada con agua fría. ¡Una gozada, oiga!

[2] El Paseo.

Son trucos que uno descubre por casualidad. Mi mujer y yo, ambos dos, somos muy andarines. Así que un año que después de Mapoma nos fuimos a comer a casa de mis papis, evité la tentación más común y a priori más lógica de echarse el siestón del pulpo y lo sustituí por un paseo de una hora. Y volver andando a nuestra casa, poco más de media hora. ¡Mano de santo, oiga!

Como no eran tiempos de Interneses, o por lo menos no de Altas Velocidades (me refiero a ese ADSL tan barato y competitivo que nos ofrecen, no a los innombrables), el refrendo no vino consultando millones de páginas con el mismo contenido y diferente diseño, sino en el Mapoma del año siguiente.

Fui tan hábil que al terminar el Maratón me fui para casa de mis padres. Cuando estaba ya como aquel que dice llegando (unos 25 minutos), caigo en la cuenta -semos asín- de que había dejado la mochila en el ropero (las carpas militares). Vuelta a Cibeles a buen ritmo y vuelta a casa de mis padres. Comida y otro paseo con mi santa. Y vuelta a casa andando. Confirmado 100%. NO SIESTA, SÍ PASEO.

El paseo te ayuda a eliminar todos los elementos de desecho, toxinas y demás guarrerías que has generado en abundancia a lo largo de una prueba tan exigente como el Maratón.

La siesta, en cambio, aunque evidentemente reparadora, es el momento que aprovechan los músculos para tomarse la venganza por su cuenta y quedarse agarrotados hasta extremos
insospechados.

[3] Estiramientos. Un apunte extra.

Soy un converso confeso de los Estiramientos y los intento llevar no a rajatabla -lo cual es a efectos prácticos imposible en el día a día-, pero sí con mucha seriedad.

Quiero decir que mientras los compis suelen dedicar cinco minutos a un paripé que admitimos como estiramientos al igual que aceptamos pulpo, yo suelo dedicar unos veinte minutos a tales menesteres. Y poniendo cuidado en las posturas correctas que estiren el músculo determinado de la forma conveniente.

Sin embargo, cuidadín el día del Maratón al terminar. La paliza y la destrocina a las cuales has sometido a tu musculatura aconsejan realizar estiramientos, pero con cabeza y precaución.

No se trata de intentar emular a Jean-Claude Van Damme o Jesús Carballo. Hoy menos que nunca. Se trata de estirar, elongar, soltar un poco la musculatura, teniendo mucho cuidado de efectuar el estiramiento progresiva y paulatinamente, sin brusquedades e incluso deteniéndose un pelín antes de llegar al tope articular/muscular/tendino-ligamentoso. Lo demás es jugarse un roto o una avería.

Así que...¿Estirar post-Maratón?. Sí, sí y sí. Pero hoy pon atención a lo que te traes entre manos. Además, servirá para que el cuerpo vaya recuperándose y enfriándose.

Más suerte. A por todas, pero con cabeza.

No hay comentarios: